Y al llegar
al final, no hubo examen…
Estaban
allí, personas hermosas, sonriendo a la espera de mi llegada; miraban silentes,
con los ojos propios de quien ama, y la
comprensión del alma reflejada en sus caras
No había
preguntas, no hubo reproches, solo comprensión y amor… un abrazo fundido, un
sentimiento profundo, y todo estaba como si el tiempo, no hubiese pasado nunca…
me pregunto si es que tal vez, nunca pasó.
No valían para nada las frases ni textos memorizados, ni las palabras exactamente repetidas de acuerdo a esto o aquello, ni los "sacrificios" ni esas tonterías cognitivas... ni las normas, ni los reglamentos ... solo valía el amor...
No valían para nada las frases ni textos memorizados, ni las palabras exactamente repetidas de acuerdo a esto o aquello, ni los "sacrificios" ni esas tonterías cognitivas... ni las normas, ni los reglamentos ... solo valía el amor...
Y al llegar
al final, no había pruebas, solo contaba cuán feliz había sido… cuánto había
disfrutado el viaje… el resto, no valió para nada… el resto… era lo que
llamaban “nada”…
Menos mal
que me enteré a tiempo, y pude pausar la marcha, y vivir el paisaje, olerlo,
sentirlo, degustarlo, sonreír y no pasar como un objeto inerte a través de él…
Menos mal
que al despertar, solo valía la pena ser feliz y acompañar con amor…
Nos vemos en la luz ;-)
Jesús.
2 comentarios:
Todo un poeta!
...un poeta enamorado! Vibro con la sonrisa del alma!
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