LOS "PROCUSTOS" QUE LLEVAMOS DENTRO

Hoy hablaré de Procusto, y de los Procustos que llevamos dentro…

En Biodescodificación estudiamos el síndrome de Procusto, basado en la siguiente leyenda de la mitología griega:

Procusto era el apodo del mítico posadero de Eleusis, aquella famosa ciudad de la antigua Grecia donde se celebraban los ritos misteriosos de las diosas Deméter y Perséfone. Era hijo de Poseidón, el dios de los mares, y por eso su estatura era gigantesca y su fuerza descomunal.

Su verdadero nombre era Damastes, pero le apodaban Procusto, que significa "el estirador", por su peculiar sistema de hacer amable la estancia a los huéspedes de su posada.

Procusto tenía su casa en las colinas, donde ofrecía posada al viajero solitario. Allí lo invitaba a tumbarse en una cama de hierro donde, mientras el viajero dormía, lo amordazaba y ataba a las cuatro esquinas del lecho. Si la víctima era alta, Procusto la acostaba en una cama corta y procedía a serrar las partes de su cuerpo que sobresalían: los pies y las manos o la cabeza. Si por el contrario era más baja, la invitaba a acostarse en una cama larga, donde también la maniataba y descoyuntaba a martillazos hasta estirarla (de aquí viene su nombre). Según otras versiones, nadie coincidía jamás con el tamaño de la cama porque ésta era secretamente regulable:

Procusto la alargaba o acortaba a voluntad antes de la llegada de sus víctimas.

Y esto lo vamos haciendo más o menos cada día y sistemáticamente, queremos meter a todo el mundo en nuestro “marco”, en nuestros “requerimientos” y cualquier cosa que se salga de nuestros “parámetros” está “mal”, lo cual lleva muchos mensajes intrínsecos, por ejemplo, los Procustos sociales, raciales, personales, sexuales, porque todo el mundo debe hacer lo mismo y siempre, madre mía, menos mal que vamos despertando.

Hoy escribo de los Procustos, porque luego de analizarlos, me he percatado de que es más común de lo que pensaba, cada uno tiene su pequeño Procusto dentro y vamos cortando trozos de personas por la calle, por extraño que suene, hagamos una observación interior, y pensemos en las personas que no nos gustan, y en las que nos gustan, en la mayor parte de casos, las que nos caen “mal”, o no nos gustan, son personas a las que no hemos podido cortarle lo que nos molesta, y las que si nos gustan, pues son aquellas, que, o bien se dejan cortar o bien son de la “medida indicada” para nuestro “mapa” del mundo…

Hay hasta quien habla de Tolerancia y Diversidad, pero No son capaces de entender que alguien piense de manera diferente.

Procusto necesita del Jucio!!!, y el juicio depende de nuestra concepción de que el Tiempo existe!!!, sin tiempo no hay juicio posible, viviendo en tiempo presente, no hay juicio existente y sin Juicio, no puede haber Procusto, porque se basa en la comparación, en la separatividad, en exigir a quienes les rodean un nivel de perfección inalcanzable hasta por nosotros mismos, juzgándolo todo, hasta el respirar si hace falta, y ese Juicio Cega el alma…, todo lo quieren cortar a su medida en una vida está presidida por una observancia de normas que encima, para más colmo, no están escritas en ningún sitio, pero parecen marcadas con sangre y fuego en el corazón!!! Como si de un tatuaje permanente se tratara, que normalmente lleva varias generaciones con el mismo error… y ni siquiera somos capaces de cuestionarlas, independientemente de que carezcan totalmente de sentido!!! Y creyéndonos la medida de todo, hacemos muy ingrata nuestra compañía… si no nos soportamos nosotros ¿quién podría soportarnos?...

Como dice mi amigo Juanjo: "La Paz llega, cuando ni con la mirada Juzgas"...

Pues Procustas y Procustos del Planeta… miremos hacia adentro a ver que podemos mejorar cada uno en ese diálogo de ti-contigo, en esa auto-reflexión, en esa auto-respuesta interna… todo está dentro… si nos escucháramos de verdad, en silencio… tal vez los Procustos Internos dejarían de “esperar” … y entenderíamos que en esa expectativa, está el origen de muchos conflictos…

Nos vemos en la Luz!!! ;-)

Jesús